El Romanticismo es un movimiento revolucionario en todos los
ámbitos vitales que, en las artes, rompe con los esquemas establecidos en el
Neoclasicismo, defendiendo la fantasía, la imaginación y las fuerzas
irracionales del espíritu. El Neoclasicismo aún perdura en algunos autores,
pero muchos, que se iniciaron en la postura neoclasicista, se convirtieron
ávidamente al Romanticismo, como el Duque de Rivas o José de Espronceda. Otros,
sin embargo, fueron desde sus inicios románticos convencidos.
El origen del término "romanticismo" dista mucho
de ser claro, además, la evolución del movimiento cambia según el país. En el
siglo XVII aparece ya en Inglaterra con el significado de "irreal".
Samuel Pepys lo emplea en el sentido de "emocionante" y
"amoroso". James Boswell lo utiliza para describir el
aspecto de Córcega. Romantic aparece como adjetivo genérico para expresar lo
"pasional" y "emotivo". En Alemania, sin embargo, fue
empleado por Johann Gottfried Herder como sinónimo de "medieval". El
término romanhaft (novelesco) fue reemplazado por romantisch, con connotaciones
más emotivas y pasionales. En Francia, Jean-Jacques Rousseau lo utiliza en una
descripción del Lago de Ginebra. En 1798, el Diccionario de la Academia
Francesa recoge el sentido natural y el sentido literario de romantique. En
España hay que esperar hasta 1805 para dar con la expresión romancista. Durante
los años 1814 y 1818, tras sucesivas polémicas, se usan, aún con indecisión,
los términos de romanesco, romancesco, románico y romántico.
En España, el romanticismo es considerado complejo y
confuso, con grandes contradicciones que comprenden desde la rebeldía y las
ideas revolucionarias hasta el retorno a la tradición católico-monárquica.
Respecto a la libertad política, algunos la entendieron como una mera
restauración de los valores ideológicos, patrióticos y religiosos que habían
deseado suprimir los racionalistas del siglo XVIII. Exaltan, pues, el
Cristianismo, el Trono y la Patria, como máximos valores. En esta vertiente de
Romanticismo tradicional se incluyen Walter Scott, en Inglaterra, Chateaubriand
en Francia, y el Duque de Rivas y José Zorrilla en España. Se basa en la
ideología de la Restauración, que se origina tras la caída de Napoleón
Bonaparte, y defiende los valores tradicionales representados por la Iglesia y
el Estado. Por otro lado, otros románticos, como ciudadanos libres, combaten
todo orden establecido, en religión, arte y política. Reclaman los derechos del
individuo frente a la sociedad y a las leyes. Ellos representan el Romanticismo
revolucionario o Romanticismo liberal y sus representantes más destacados son
Lord Byron, en Inglaterra, Victor Hugo, en Francia y José de Espronceda, en
España. Se apoya en tres pilares: la búsqueda y la justificación del
conocimiento irracional que la razón negaba, la dialéctica hegeliana y el
historicismo.
«El romanticismo no se halla ni en la elección de los temas
ni en su verdad exacta, sino en el modo de sentir. Para mí, el romanticismo es
la expresión más reciente y actual de la belleza. Y quien dice romanticismo
dice arte moderno, es decir, intimidad, espiritualidad, color y tendencia al
infinito, expresados por todos los medios de los que disponen las artes.»
Charles Baudelaire
Los poetas románticos componen sus poemas en medio de un
arrebato de sentimientos, plasmando en versos todo cuanto sienten o piensan.
Según parte de la crítica literaria, en sus composiciones hay un lirismo de
gran fuerza, sin embargo conviviendo con versos vulgares y prosaicos.
Varios son los temas de la lírica romántica:
El Yo, la propia intimidad. Fue Espronceda, dejando en su
Canto a Teresa una desgarradora confesión de amor y desengaño, quien con más
acierto ha logrado poetizar sus sentimientos.
El amor pasional, con entregas súbitas, totales, y rápidos
abandonos. La exaltación y el hastío.
Se inspiran en temas históricos y legendarios.
La religión, aunque frecuentemente sea a través de la
rebeldía con la consiguiente compasión y aun exaltación del diablo.
Las reivindicaciones sociales (revalorización de los tipos
marginales, como el mendigo).
La naturaleza, que es mostrada en todas sus modalidades y
variaciones. Suelen ambientar sus composiciones en lugares misteriosos, como
cementerios, tormentas, el mar embravecido, etc.
La sátira, frecuentemente ligada a sucesos políticos o
literarios.
También es de señalar que el nuevo espíritu afectó a la
versificación. Frente a la monótona repetición neoclásica de letrillas y
canciones, se proclamó el derecho de utilizar todas las variaciones métricas
existentes, de aclimatar las de otras lenguas y de innovar cuando fuera
preciso. El romanticismo se adelanta aquí, como en otros aspectos, a las
audacias modernistas de fin de siglo.